lunes, 2 de mayo de 2011

Próxima estación...La Habana

¿Habéis estado alguna vez en Cádiz? ¿Si?, pues quitarle 60 años, dejar de dar manos de pintura a las casas y no las arregleís...¿lo habeís hecho?...Pues poneros de fondo la canción de Guantanamera mientras leeiste este primer serial de viajesy... ¡Bienvenidos a La Habana!...

Lo primero que recuerdo de esta ciudad es ver un paisaje lleno de palmeras, calor bastante pegajoso y un monton de gente pegados al televisor siguiendo el partido de cuartos de final del primer clásico mundial de beisbol (o juego de pelota) entre Cuba y Puerto Rico. Tras coger el bus, fui a mi hotel, atravesando La Habana, y fue ahi justo cuando me di cuenta que la belleza de esa ciudad no iba a estar en la cara...pude ver una ciudad triste, sin apenas luces en ella, en el que muchos salones solo estaban ocupados por una mesa, una silla y una tele de un año muy lejano de aquel 2006. Una vez que llegué a mi hotel, me di una ducha, y sin pensar en el jet lag y bajé al malecón. Estuve 5 minutos solo,me sente y me quere observando el océano, en esos 5 minutos solo pensé..."si sigo todo eso hacia delante, llegaría a mi casa no?", no me creía que era el mismo océano que me vio crecer, pero en vez de ser desde Rota, era justo desde la otra orilla...

La Habana es una ciudad única en el mundo, muy segura, tristemente segura diria yo, debido a la dictadura y la represión a la cual se encuentra sometido el pueblo cubano, el cual aprovecha el mínimo contacto verbal para poder desahogar sus penas y poder experimentar la sensación de, imaginariamente, viajar a mundos que a dia de hoy están muy lejos de sus posibilidades. Lugar en la cual apetece pasear por sus calles, perderse en ellas al son de una rumba que suena desde cualquier radio de una casa anónima , disfrutar de un buen mojito sentado en cualquiera de sus terrazas, pararse a mantener una buena charla no altruista con sus habitantes, descubrir que el ser pobres no es sinónimo de hambre, limpieza, educación o de ser triste...sino darse cuenta que la felicidad de los cubanos está en ser felices con lo que tienen, no lo que desean...

Lo que más me llamo la atención es que a pesar de no estar rodeado por grandes tiendas, gigantescos rascacielos y ser una ciudad muy distante de la que estamos acostumbrados a ver en la cultura occidental, a mi me enganchó y que ese ambiente que se vive en aquella ciudad, enamora te hace pensar que en el futuro te volveras a perderme en aquellas calles...como ya hice para buscar uno de los pocos cajeros automáticos que tenia La Habana...

De corazón, si quieren ir a un lugar en el que lo más bonito no sea su físico, sino su alma...no dejen de ir a La Habana.

Desde Yarm con amor, buenas noches, os quiero

Alejandro

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